Caso Gramaglia
Ayer se relataron los pormenores del asesinato
San Luis (Pelr) La Fiscalía dio a conocer ayer los detalles
del juicio en donde están acusados Alberto "Beto"
Figueroa y Daniel "El Uruguayo" Martínez Fernández
por el homicidio de Dario Gramaglia. Los pormenores no pudieron ser
soportados por Adelma, la madre fue demasiado y debió retirarse,
descompuesta, a las 10,37. Detrás de los familiares de la víctima
también seguían atentamente las alternativas del juicio
las hijas de Figueroa. La mayor le acariciaba el pelo a la más
pequeña mientras por Secretaría se leían los
resultados de la investigación y los hechos que se daban por
"absolutamente comprobados" de la culpabilidad del acusado.
El ministerio fiscal pedía perpetua para ambos imputados.
En el sillón de la Secretaría, "inconcebiblemente"
para los entendidos, la Dra. Carina Gregoraschuk leía las acusaciones.
Ella actuó como jueza de primera instancia, actuó con
"impericia" durante el último tramo de la investigación,
deteniendo a personas que luego fueron liberadas por la Cámara.
"Es una provocación, debería haberse excusado",
dijo una alta fuente judicial, luego en los pasillos.
En el relato de la Fiscalía, se siguieron los pasos de lo
ocurrido en aquellos días de setiembre de 2004, apenas comenzada
la primavera.
Así pudo recordarse que Figueroa habría hecho inteligencia
sobre Dario Gramaglia, hablando incluso con el propio padre de la
víctima -Walter- para sacarle datos sobre domicilio, dias y
horarios en los que se manejaba el kinesiólogo.
El relato que leyó Gregoraschuk pormenorizaba como Figueroa
había pedido prestado un automóvil a su amigo Gerardo
Baudo, a quien se lo cambió por su camioneta. Ese Volkswagen
Gol habría sido en el que habrían secuestrado a Darío
otras personas -al menos dos, según la Fiscalía- que
todavía no se encuentran detenidas y cuyo nombre es una incógnita.
El "auto color bordó" fue reconocido por una testigo
merodeando en "el domicilio de la víctima" la noche
en que desapareció el joven cordobés.
En ese auto "se encontraron cabellos del extinto Gramaglia"
que fueron cotejados con pericias de ADN y se asegura que el patrón
genético concide con un índice de probabilidad mayor
"al 99.99%". Estaban en el asiento de atrás del Gol.
El hecho ocurrió, según la Fiscalía, "entre
las 23 y las 24 horas" del 22 de setiembre, pero en ese momento
tanto Figueroa como Martínez Fernández tenían
su coartada y estaban en lugares distintos a donde ocurrió
el secuestros, según los testimonios aportados.
Para la Fiscalía Gramaglia "no fue retirado mediante
violencia" de su domicilio, ya que la casa se encontró
cerrada con llave y de su cintura pendía un llavero cuando
lo encontraron fondeado en el Dique La Florida. Se especula que pudo
haber sido interceptada "antes de entrar al domicilio" en
la zona noreste de la ciudad, en jurisdicción de la comisaría
seccional séptima. Otra posibilidad es que haya sido secuestrado
cuando salió de su casa.
Desde ese punto, habría sido trasladado a un local adyacente
a la pizería Pizza Pisuela, en Juana Koslay y habría
sido golpeado "para adormecerlo" y luego "atado con
alambre en varias partes de su cuerpo".
La muerte, según las determinaciones a la que aludió
la Fiscalía, se habría producido por asfixia, ya que
se le envolvió su cabeza con cinta de embalar transparente,
lo que lo dejó sin posibilidades de respirar y le produjo una
muerte lenta, agravada por el dolor de las ataduras que se le realizó
en distintas partes de su cuerpo.
Figueroa, en la madrugada del 23 de setiembre, habría tenido
"una intensa actividad", según se leyó en
el juicio, a partir de las declaraciones de los testigos.
Cuando volvió a su casa, Figueroa acusaba un fuerte golpe
en su mano derecha, según advirtió su empleada, que
debió esperar hasta las 5 de la mañana para que la llevara
a su casa.
Sobre el origen de la lesión "dio varias y contradictorias
explicaciones", expresa el informe leído en la sesión
de ayer.
El cuerpo de la víctima fue preparado cuidadosamente para
hacerlo desaparecer, atándolo con alambre, y encitada su cabeza.
Luego fue envuelto con una sábana, que fue cubierta con un
nylon negro y una lona color naranja. A este envoltorio se lo sujetó
a una viga de mampostería de unos "40 ó 50 kilos",
lo que hacía un peso total de aproximadamente 130 ó
140 kilos.
El cuerpo habría permanecido en la parte posterior de la pizzeria
durante todo el día 23 de setiembre y ese noche se lo habría
trasladado hasta el dique La Florida para hacerlo desaparecer.
Esa noche Figueroa y Martínez dejan sola a la empleada del
comercio y se van en la camioneta, regresando una hora y media después,
aproximadamente.
Para deshacerse del cuerpo en La Florida, se debió contar
con la presencia "de al menos tres personas", por el peso
que el envoltorio tenía y la herida que evidenciaba Figueroa
en su mano lo habrían disminuido en su fuerza.
Para la fiscalía en el crimen "hubo ensañamiento"
y se lo sometió a "tormentos innecesarios" con el
único fin de hacer sufrir a la víctima. Habla de una
acción "fria y refinada", una actitud "inmisericorde
y sin sentimientos".
En ese punto de la lectura, la madre de Dario no pudo más,
pareció desvanecerse. Su hija Mónica se percató,
la tomó del brazo y la llevó al exterior del recinto.
La Fiscalía pidió la pena de "prisión perpetua,
accesorias legales y costas
procesales" por el delito de "homicidio calificado con ensañamiento
y el concurso de dos o más personas".
Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com