Hubo indignación y muestras de odio
La muerte de seis perritos puso también en valor
la vida humana
San Luis (Pelr) 15-09-14 La noticia de la muerte de seis cachorros
ocurrida en La Punta, aparentemente en manos de un chico de 12 años
puso también en tela de juicio el valor de la vida humana,
puesto que a partir del aberrante hecho, quienes se expresaron por
las redes sociales -con nombre y apellido muchos de ellos- no dudaron
en pedir pena de muerte, que lo quemen vivo, que echen a su madre
del trabajo, que lo internen en un reformatorio y no fueron menos
los que prometieron, difundiendo su foto, que si lo veían por
la calle, lo iban a "moler a palos".
El hecho es, sin dudas aberrante, condenable. Haber matado y luego
prendido fuego en una bolsa a los cachorros que estaban al cuidado
de los vecinos, porque su madre había sido abandonada, es reprobable
por donde se lo mire.
Pero la condena social transmitida por las redes como Facebook enciende
una luz de alerta sobre lo que piensa mucha gente, al menos la que
se expresó de esa manera. En promedio uno de cada cinco de
los comentarios pedía penas brutales, torturas y otros lisa
y llanamente la muerte para el HDP, palabra esta que fue el común
denominador.
En una sociedad que se consume a diario como entretenimiento video
juegos en donde un hombre baja a otro de su auto, lo golpea, se lo
roba y luego sale a pisar transeuntes y acumula puntos mientras más
muertes produzca. O aquel otro que sale con diversas armas (fusiles,
granadas, bazookas y armas de toda laya) que también suma puntos
mientras más muertes produce, este hecho no parece ser más
que una reproducción de aquello a lo que se juega en la realidad
virtual.
Sin buscar demasiado en internet, particularmente viralizado por
las asociaciones de defensa de los animales, se pueden encontrar videos
donde se muestra como desoyan vivos a los animales para sacarles intactas
sus pieles o como se los mata con una descarga eléctrica con
el mismo propósito, ¿Por qué causa tanta extrañeza
que un menor de esa edad pueda tomar como 'normal' el maltrato a los
animales?
Aún cuando el hecho sea absolutamente repudiable y el chico
deba recibir asistencia profesional por lo realizado ¿Qué
estamos brindando como sociedad para que esto no suceda?
¿No es acaso común ver cotidianamente en la pantalla
del televisor como las bombas arrojadas sobre poblaciones civiles
dejan centenares de víctimas inocentes, entre ellos chicos,
quemados, mutilados...? Y obviamente animales que viven con las familias
masacradas.
Y lo hacen los gobiernos organizados, los paladines de la justicia,
los guardianes del orden mundial y la democracia.
Esas imágenes nos inundan cotidianamente. ¿Qué
valor tiene entonces la vida?
Y parecen influir también, consciente o inconscientemente,
sobre los 'justicieros' que prometen castigos cada vez más
duros, que arrancan en "cagarlo a palos", pasan por las
torturas físicas como "si fuera mi hijo le quemo las manos"
y terminan pidiendo lisa y llanamente "la pena de muerte para
estos hijos de puta" que la mayoría coincide que son "irrecuperables",
"psicópatas", "futuros asesinos seriales",
etc. etc. etc.
¿Qué rol jugamos los medios de comunicación
en esta valorización de la vida? ¿Qué papel ocupamos
en esta deshumanización? ¿Qué contenidos debe
trabajar la escuela para que esto no suceda? ni lo que hizo el chico,
ni las opiniones que después se virtieron. ¿Que temas
deberían ocupar la agenda de los gobernantes para parar esta
oleada de terror y salvajismo?
Quien escribe estas líneas se tomó el trabajo de revisar
los perfiles de aquellos que expresaron las opiniones más virulentas
y se los ve -aún sin conocerlos, por las fotos que publican-
buenos padres/madres de familia, incluso muchos con sus hijos en brazos
o jugando con ellos.
¿Opinarían lo mismo si el que tuvo la pésima
idea de sacrificar a los cachorros hubiese sido su hijo?
Hoy nuestra sociedad está atravesada por la violencia física,
pero también por la violencia simbólica. Aunque también
es cierto que los buenos no tienen tanta prensa y cotidianamente los
actos plausibles deben ser, seguramente, muchos más que los
otros que salen en los noticieros y de los que hablamos los periodistas.
Deberemos aprender de los errores y comenzar a debatir y preguntarnos
qué es lo que nos sucede, antes de que la ecuación sea
distinta y la espiral de la violencia nos lleve a lugares indeseados.
Informe: Gustavo Senn
gustavosenn@gmail.com