Santos quiere apurar los puntos que faltan para la paz con las FARC
En el 50º aniversario de la agrupación armada el mandatario
anunció que dividirá la comisión negociadora
en dos para acelerar la firma de los dos temas aún pendientes.
El opositor Zuluaga promete romper el diálogo si gana.
En medio del bombardeo de la ultraderecha colombiana para frustrar
las conversaciones de paz que el gobierno y las FARC desarrollan en
La Habana, y en momentos en que el grupo rebelde celebra su medio
siglo de vida, el presidente Juan Manuel Santos anunció ayer
que dividirá en dos a su equipo negociador, de forma de deliberar
simultáneamente con la guerrilla sobre los dos puntos que restan
para alcanzar la pacificación del país, cosa de acelerar
la firma de un acuerdo tanto como sea posible. "Yo estoy a punto
de lograr esa paz, me faltan esos dos puntos y los consolidaré",
dijo el presidente en un tono personalista que había abandonado
en los últimos meses, durante la campaña electoral.
Santos quedó en segundo lugar en los comicios del domingo,
detrás de Óscar Iván Zuluaga, quien se adelantó
a decir que en caso de ganar el balotaje suspendería el diálogo
de paz.
Los dos puntos a los que aludió Santos son la fijación
de una estrategia común para combatir a las mafias del narcotráfico
y el paramilitarismo, y la reparación a las víctimas
del conflicto armado. Entidades privadas y oficiales coinciden en
que la guerra interna ha derivado en el desplazamiento forzado de
más de 4 millones de personas y en el despojo de sus tierras
a cientos de miles de familias campesinas. Los usurpadores son precisamente
los paramilitares, que primero hostigan a sus víctimas, o directamente
las asesinan, para luego fraguar la compra de esas parcelas.
A todo esto, Timochenko, nombre de guerra del líder de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño,
denunciaba desde "algún lugar de las montañas"
que "la oligarquía colombiana quiere una entrega humillante"
de esa guerrilla en los diálogos de paz que se celebran en
La Habana. En un mensaje de video grabado con motivo de los 50 años
de la creación del grupo, que se celebraron ayer, el jefe guerrillero
sostuvo que la clase dominante del país exige con "arrogancia
la rendición" de las FARC, pero aseguró que el
grupo no fue a la mesa de diálogo en Cuba a negociar porque
esté vencido en el campo militar.
"Sabemos bien que lo único que espera la oligarquía
es nuestra entrega humillante", dijo Timochenko, y explicó:
"En la mesa somos dos partes y las aspiraciones nuestras son
por completo diferentes." El movimiento guerrillero nació
en 1964 en Marquetalia, departamento del Tolima, donde un grupo de
comunistas y liberales liderado por Pedro Antonio Marín, Tirofijo,
intentó frenar una ofensiva del ejército contra una
comunidad campesina autónoma establecida en el lugar. "Nacimos
como consecuencia de una declaración de guerra total por parte
de la oligarquía colombiana y de la Casa Blanca", recordó
Timochenko.
"Estamos en La Habana porque soñamos con una paz efectiva",
señaló, pero a continuación criticó a
Santos por decir que pregona la paz y acusar a la oposición
de querer la guerra, al tiempo que "él mismo busca la
eliminación de la guerrilla por la vía militar".
Timochenko señaló que "al insistir en su campaña
por la reelección, Santos acusa a sus fanáticos opositores
de ultraderecha de querer asesinar las esperanzas de paz del pueblo
colombiano, como si todos los días no estuviera ordenando intensificar
las operaciones militares y los bombardeos en su afán por matar
a los líderes de la misma insurgencia con la que dialoga en
La Habana”.
Fuerte contra zuluaga
Al reiterar su defensa del proceso de paz que se desarrolla en La
Habana, el presidente Juan Manuel Santos salió duro contra
su oponente en el ballotage del 15 de junio, el ultraderechista Oscar
Iván Zuluaga. "Aquí hay una gran diferencia, él
quiere la guerra sin fin y yo quiero el fin de la guerra:, señaló.
Santos calificó como "ridícula" la posición
de Zuluaga, que el lunes anunció que de llegar a ser presidente
suspenderá el diálogo y condicionó su continuidad
al cese unilateral del fuego. "Quiere acabar con el proceso porque
ve que la paz está cerca, dice que no se puede bajar de eso,
pero se baja proponiendo condiciones que son ridículas como
si nosotros no hubiéramos querido que el cese unilateral del
fuego se mantuviera", preció.