Opinión - por Antonio Mangione
Descifrar la Universidad
Las cifras sobre la universidad pública argentina proyectan
una imagen editada de la complejidad de funciones, responsabilidades
y relaciones con otros factores. Al mismo tiempo estas cifras son
necesarias a los fines comparativos o como herramienta para la planificación
o por caso para detectar posibles problemas o generar hipótesis
de trabajo. Número de estudiantes y egresados, presupuesto
por estudiantes, número de docentes y personal administrativo,
egresados por disciplina y carrera. ¿Qué dicen de la
universidad y sobre todo, qué es lo que las cifras no dicen
de la universidad pública?
El sistema de educación superior público de la Argentina
es uno de los más grandes de Latinoamérica luego de
México y Brasil. En la actualidad se encuentra sexto entre
los países con mayor porcentaje destinado a la educación
por encima de México y Brasil. El 80% de todos los estudiantes
del sistema universitario argentino asisten en la universidad pública.
Entre el 2000 y el 2010 el sistema de universidades públicas
de Argentina, crecieron en todos los indicadores: presupuesto (en
dólares), número de egresados y estudiantes, personal
docente, dedicaciones a la docencia, número de patentes, fondos
destinados a investigación y desarrollo (I+D) entre otros.
Sin embargo este crecimiento no es homogéneo. Las particularidades
históricas, regionales y culturales de cada universidad hacen
que los indicadores sean marcadamente diferentes entre ellas. En Argentina
conviven universidades de 4.000 estudiantes con otras de más
de 300.000. La gestión hacia el interior de cada universidad,
las formas de concebir la universidad por sus integrantes, docentes,
estudiantes y personal administrativo, configuran particularidades,
así algunas universidades muestran crecimiento en los indicadores
mientras otras no.
Empecemos por casa
Hace muy pocos días, la Universidad Nacional de San Luis celebró
40 años desde su creación. En este contexto vale la
pena repasar las cifras e indicadores de nuestra universidad sin perder
de vista que estas cifras no dicen todo sobre un sistema universitario
y que no necesariamente arrojan luz sobre el tema.
Población estudiantil
Según la Secretaría de Políticas Universitarias,
la UNSL tenía en el año 2010, unos 12.719 estudiantes,
2.500 estudiantes menos que en el año 2.000 (ver
Indicadores). El número de inscriptos se incrementó
sostenidamente desde unos 400 en 1976 hasta más de 5.000 en
1999, para luego decrecer hasta 2.400 en el 2012 (ver
infografía).
El incremento del número de estudiantes entre el 2000 y el
2010 fue del 48% para las UUNN, mientras que la UNSL, disminuyó
un 16% su población estudiantil. Todas las universidades de
provincias limítrofes a San Luis, incrementaron en el mismo
período el número de estudiantes, menos la Universidad
Nacional de Córdoba, que disminuyó un 6%.
Por su parte el incremento presupuestario promedio (en dólares)
para las UUNN fue de casi un 100% y para la UNSL de un 40%. Paradójicamente,
la caída de la matrícula total durante la última
década sitúa a la UNSL como la segunda universidad con
mayor presupuesto por estudiante después de la Universidad
Nacional de San Juan.
Egresados
Desde su creación hasta 1999 el porcentaje de egresados (egresados
sobre el total de inscriptos) bajó desde un 30% en 1976 hasta
el 8% durante en 1999. Desde este último año hasta el
2012, la cifra subió hasta el 23%. Los años de transcurridos
en dictadura el corto periodo de gobierno democrático de Raúl
Alfonsín, hasta la implementación de medidas neoliberales
de Carlos Menem y toda la década de los 90, no tuvieron impacto
en el número de inscriptos en la UNSL. Tal vez por cuanto la
universidad fuera vista como un refugio durante el neoliberalismo
menemista, pero es evidente que si tuvo impacto en los porcentuales
de egresados. Un patrón digno de análisis.
Estas cifras como decía al principio, no dicen todo. No es
posible determinar con precisión si la atención en los
centros de salud por parte de enfermeros y enfermeras haya mejorado
desde que existe la carrera de Enfermería. Pero da esa impresión.
El reconocimiento en el ámbito laboral, local, nacional e internacional
de Bioquímicos, Psicólogos, Biólogos, Matemáticos,
entre otros egresados de otras carreras, tal vez sean un indicador
de que las cifras no exigen grandes proporciones ni de inscriptos
ni de egresado para garantizar calidad. Sólo tal vez. No lo
sabemos. Se desconoce si la UNSL lleva adelante este tipo de estudios.
Ejemplos
La Universidad Nacional de San Luis ofrecía en el 2005, unas
50 carreras de grado y tenía unos 3.000 inscriptos. Hoy son
más de 70 carreras y unos 2.300 inscriptos. Bajo qué
lógicas o encuadre teórico se debe analizar esta dinámica.
Otro ejemplo. La Facultad de Ciencias Físico Matemáticas
y Naturales en el 2009 ofrecía 16 carreras y tenía unos
494 inscriptos. En el 2013 ofrece 22 carreras y tiene un 35% menos
de inscriptos. Es decir el número promedio de inscriptos por
carrera bajo de 30 a 14 en 4 años. ¿Qué variables
se ponderan en la universidad como deseables en términos de
inscriptos, de egresados, de número de carreras? ¿Qué
lógicas se siguen desde las gestiones universitarias a la hora
de establecer políticas académicas?
Durante los años de menemismo neoliberal y su extensión
en el duhaldismo y delaruismo, la lógica de recorte presupuestario
y achicamiento del Estado le daba a las cifras de ingresantes y egresados
un valor desmesurado. Las amenazas constantes desde esos gobiernos
nacionales sobre las universidades con poco número de estudiantes
por carrera, ponían a las autoridades universitarias a contar
estudiantes todos los días. Los docentes inclusive, éramos
blanco permanente de advertencias sobre el oscuro futuro que les esperaba
a algunas carreras, si no ingresaban suficientes estudiantes cada
año.
Final sin cifras
Las universidades son entidades complejas y las universidades nacionales,
públicas y gratuitas de Argentina, lo son aún más.
Estas últimas deben garantizar acceso y permanencia, crecimiento
y desarrollo de sus estudiantes y futuros profesionales. Al mismo
tiempo un gran número de ellas, combinan estrategias e iniciativas
más cercanas a la economía de mercado.
La Universidad Nacional de San Luis es una institución que
muestra una rara combinación de fortalezas y debilidades. Crece
en planta docente y científicos, se consolida en sistema científico
tecnológico nacional, recibe financiamiento para investigación,
sus docentes se capacitan en el exterior financiado con fondos de
Nación y subsidios extranjeros. Al mismo tiempo se vincula
en forma errática con la comunidad, su sistema organizacional
de enseñanza es obsoleto, la deserción en los primeros
años es preocupante y sostiene prácticas neoliberales
en el manejo y obtención de los fondos.
Analizar la realidad universitaria sólo a partir de las cifras,
puede ser un buen punto de partida. Genera preguntas y propuestas
para el debate, sin embargo es obvio que estas cifras, no terminan
de decir todo lo que ocurre en las universidades. Las discusiones
acerca de la universidad no se dan en su interior aunque son alentadoras
algunas excepciones (Ejemplo, la Universidad Nacional de Río
Cuarto). Finalmente, estas discusiones son necesarias y además
es deseable que sean profundas, abiertas y frecuentes. De esta manera
conoceríamos las lógicas, posiciones, intereses, las
causas y consecuencias de las acciones políticas que construyen
una universidad. Mientras no sepamos que ocurre hacia el interior
de las universidades, las cifras serán sólo un síntoma.
Antonio Mangione