¿Por qué escracharon a Claudio María Domínguez en la Feria del Libro?

Por Alejandro Agostinelli

La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es una oportunidad única para que algunos lectores puedan polemizar cara a cara con los autores. El viernes 4 de mayo, Claudio María Domínguez explicaba con lujo de detalles, y a sala repleta, cuántas veces va de cuerpo por día cuando el activista anti-sectas. Pablo Salum preguntó a boca de jarro "qué opinaría si violaran a su hija", y "qué opina del Maestro Amor", como es conocido el gurú Ricardo Javier Ocampo, promocionado durante seis años por Domínguez (hasta que comenzó la causa judicial y la esposa del escritor decidió vivir en la comunidad de Ocampo en Miraflores, provincia de Catamarca). "Vos eras amigo de él y es reconocido por abuso sexual y hay un montón de gente destruida a nivel familiar", siguió el activista, que entró en escena con la clara intención de exponer a Domínguez.

Cuando el conferencista comenzó su largo y tedioso camino a la respuesta, Salum lo interrumpió. Ahí fue cuando Domínguez perdió su habitual calma sobreactuada y contestó, irritadísimo: "¡No, querido, no me rompas las pelotas, estoy contestando, bancate la respuesta!".

"Hablá del Maestro Amor, perdiste tu familia ahí", bramó el acompañante de Salum. "¿Te animás a sacarle el micrófono?", reclamó Domínguez al personal de seguridad. "¿Qué problema tenés, te violó el Maestro Amor?", siguió el escritor, quien del tono espiritual pasó a la chicana despiadada: "Cada uno maneja la frustración sexual como puede". Los promotores de la "ley antisectas" recurrieron a golpes bajos semejantes a los que esgrime Domínguez cuando se siente amenazado. Pero intentaban un camino diferente para mostrar el lado oscuro del gurú de la "espiritualidad chonga", como alguno lo ha bautizado.

Domínguez, autor de "El milagro de los sanadores filipinos", defendió a Ricardo Ocampo, nacido en La Rioja el 28 de junio de 1974 y acusado de violar a varios jóvenes que integraron su grupo. "La Justicia no lo condenó, ¿quién soy yo para condenar la paja ajena, la viga en el culo propio? Ahora, si lo condeno yo, es porque tengo el culo dilatado. La idea es: sé una persona que perdone. Si (la acusación) fuese verdad, nadie escapa del karma".

Pablo Semán, profesor del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de San Martín, se interesó en Domínguez durante su investigación de literatura religiosa masiva. "A mí el sujeto me parece bastante narcisista e iracundo, pero sociológicamente no es lo que importa, y lo que me explica su lenguaje coprofílico y anal. En términos del funcionamiento social de su discurso creo que todas esas expresiones son la forma familiar de hablar y eso permite traducir su propuesta espiritual, tornarla más apropiable", explica el sociólogo.

En la charla, Domínguez dijo que el escándalo del Maestro Amor le sirvió de lección para "no difundir a ningún maestro más fuera del tuyo". Primero gracias a la popularidad que le dio una campaña de Arnet, "Julio, el contador sensible", y luego por el apoyo que recibió del periodista Beto Casella y el empresario Daniel Hadad, quien lo llevó a su multimedios, en 2009 renació un Domínguez "gurú personal", que divulga las ideas new age junto con consejos médicos, sociales y hasta nutricionales. En su actual discurso está presente la huella de sus mentores: el curandero filipino Alex Orbito; el difunto gurú indio Sai Baba; Stella Maris Marusso, directora de la Fundación Salud, y el propio Maestro Amor.

EL UNIVERSO DE DOMÍNGUEZ, HOY

El "cotillón" que vende Dominguez a sus fans, libres de impuestos.La voz y presencia de Claudo María se multiplica en todos los formatos. En TV conduce dos programas por C5N y tiene otros dos en Radio Pop, publica sus columnas en Infobae papel y digital, edita una serie de cuadernillos junto a la revista "Gente" y también su propia publicación, "Un mundo mejor", negocio que comparte con la esposa de Hadad.

Usa estas tribunas para promover sus libros y sus charlas (acaso su actividad más lucrativa, ya que el público paga convencido de que una parte de ese dinero es destinado a beneficencia) y ahora una tienda esotérica próxima a la radio, de manera que al finalizar su programa lleva a sus fans para que adquieran CD con mantras, pirámides y "remeras sublimadas OM" con su retrato o el de Facundo Cabral, éstas a un costo de $100.

"Todo el dinero que gana se lo lleva limpio. Evade impuestos, no dona nada a nadie y tiene a sus empleado en negro; en producción tiene a tres asistentes que cobran $ 1000 cada uno para tenerlos de lunes a lunes publicando en sus sitios", explica su ex colaborador Xavier Cachazu.

Los sitios web de Domínguez son muy visitados: 252.000 personas clickearon "Me gusta" en su Facebook, donde llama a sus anunciantes "especialistas del programa", si bien pagan para ser mencionados en la radio, la revista y la web.

Como en los viejos tiempos, Domínguez promueve a personajes que practican medicinas truchas, cuando no a estafadores, en un listado en permanente renovación. Allí vemos terapeutas florales, médicos homeópatas, colonterapistas, tarotistas e institutos que ejercen el charlatanismo más descarado, como el Centro de Terapia Organizativa Biomolecular, que utiliza una falsa tecnología médica con "certificaciones" de una "Organización Mundial de la Salud Pública" que emula el emblema de la OMS y otra del INTI, donde solo acredita que un equipo emite electromagnetismo, pero que en ningún caso legitima sus aplicaciones médicas. Otros nombres temibles que aparecen en su "lista vip" son Ernesto Crescenti, un ginecólogo que trata pacientes con compuestos de eficacia no comprobada, y Alejandro Nizzero (o "Anderson"), promocionado como "un divino sanador energético" por Domínguez. Nizzero no sólo suele esquilmar a sus consultantes sino que ha perjudicado seriamente la salud de al menos uno de ellos.

En 2002, el programa "Zona de Investigación" (coproducido por el autor de estas líneas) probó que a su ciclo "Por un mundo mejor" sólo invitaba al mejor postor. Entre los que pagaban fuertes sumas a cambio de ser entrevistados por Domínguez estaban el doctor Jorge Barraza, un cirujano que invertía miles de pesos en publicidad encubierta y comercializaba sus propias medicinas, violando el código de ética médica; la profesora Hara, denunciada por estafas reiteradas; Carlos Coria, quien engañaba a sus pacientes con título que no poseía, y Stella Maris Maruso, presidenta de la Fundación Salud, a quien una cámara oculta mostró cómo "le contaba las costillas" a un potencial paciente para someterlo a una aparatología cuyos fundamentos no fueron verificados por ninguna publicación científica.

 

 

 

 

 
   
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