En memoria
Han muerto dos hombres buenos
Este fin de semana han muerto dos buenas personas. Uno el viernes
y otro el domingo. Ambos merecen ser recordados con justicia, por
su don de gente, por sus luchas continuas y silenciosas, porque estuvieron
de forma permanente allí donde hacían falta. No sé
si se conocían entre ellos, probablemente sí, o quizá
no, pero los unía su pensamiento permanente en favor del prójimo.
Carlos Francisco "Paco" Orozco se fue el viernes, después
de una dolorosa enfermedad. Carlos "Carlitos" Britos, falleció
el domingo, súbitamente, tomando a todos por sorpresa.
Paco, Paquito, Don Paco, según quien lo dijera, era un hombre
extremadamente solidario. El sábado, la comunidad de Balde,
donde vivía, estuvo presente en el adiós definitivo.
Allí había trabajado los últimos años
de manera denodada escribiendo su historia, contribuyendo con la biblioteca
popular, ayudando a los que menos tienen. Desinteresado, activo, a
pesar de la enfermedad que lo atacaba, nunca bajó los brazos,
por el contrario, parecía encontrar allí sus fuerzas.
A pesar de que siempre estaba ayudando a los demás en su comunidad,
nunca quiso "salir en la foto". Si había que viajar
para acompañar a algún enfermo, viajaba. Si había
que hacer alguna diligencia, la hacía, pero nunca exigió
reconocimiento y mucho menos hacía alarde de su acción.
Solo ayudaba, como debe ser.
Carlitos Britos, aún con sus 78 años, no dejó
prácticamente nunca de asistir a las jornadas del juicio a
los militares y policías condenados en San Luis. Tampoco faltaba
casi nunca a las jornadas de protesta que se realizaran para que los
pobladores de San Luis tengamos una vida más digna, con salud,
justicia, educación y equidad. De trato cordial, amable, sincero,
siempre tenía una palabra de aliento. Integraba desde siempre
la filial local de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Esa era su lucha incansable.
Han muerto dos buenos hombres, es justo que así sean recordados.
Gustavo Senn