San Luis (Perl) 31-03-09. La situación en la justicia es crítica,
más allá de quien quiera o no reconocerlo. Las tensiones
están llegando a su punto máximo, aún cuando
los propios actores de esta disputa no tengan el convencimiento pleno
de seguir estirando la cuerda hasta cortarla.
Se equivoca el Superior Tribunal al no admitir la crisis, ya que
por solo tomar un par de ejemplos, en San Luis de los tres juzgados
del crimen de primera instancia existentes, solo funciona correctamente
uno. El Nº 3 no tiene juez desde que se creó. Primero
tuvo jueces provisorios y ahora actúa por el mecanismo de subrogaciones
y el Nº 1 funciona apenas, debido a la enfermedad de su titular,
Mirtha Esley, que podría llevarla incluso a pedir su jubilación.
En Villa Mercedes, la falta de nombramientos también ha paralizado
gran parte de la estructura judicial. Muchos juzgados se encuentran
abarrotados y los judiciables esperando desde hace tiempo.
Si esa situación no es crítica, ¿a qué
se denomina crisis?
Pero también es cierto que a pesar de la lentitud con que
se producen, han habido algunos cambios significativos a partir de
la designación de los actuales ministros del Superior Tribunal.
Y eso, los abogados más viejos, lo saben. Quien conoció
la era Sergnese o el período Catalfamo, pueden reconocer las
diferencias perfectamente.
"Aunque no se trate de la composición ideal, es la que
ha terminado con algunas situaciones que se venían dilatando
en el tiempo, que beneficiaban al Ejecutivo y minaban la independencia
de la Justicia en relación al poder político",
indicó un profesional del derecho de dilatada trayectoria.
"Pero con eso, obviamente, no alcanza", aseveró.
"Esas desobediencias, entre comillas, de los actuales integrantes,
ha hecho de que el poder político presione para conseguir sus
renuncias", porque "pretende sumisión completa"
agregó y "a la mala calidad en la prestación de
justicia se le suma el fogoneo que se viene haciendo desde algunos
sectores del oficialismo" para conseguir que se vayan.
El Colegio de Abogados de San Luis estaría, de alguna manera,
entrampado en esta situación, ya que algunos de sus integrantes
consideran "un salto al vacío" si se presiona al
actual tribunal, pero también saben que la falta de definición
en algunos temas -el más grave el de la ley que obliga a la
justicia a pagar de sus propios recursos los fallos que salgan en
contra del Estado- irá aumentando el descontento y la situación
se haría insostenible.
Alberto Rodríguez Saá, en la vereda de enfrente, se
ha sentado a esperar "como pasa el cadáver de su enemigo"
y mirá el espectáculo en el que él parece manejar
sutilmente (o no tanto) los hilos.
En el escenario, los colegios de abogados de las dos circunscripciones
más importantes, exigen definiciones del STJ, mientras que
éste les enrostra que "ninguno de los magistrados y/o
funcionarios directamente afectados, ni los Colegios Profesionales
han realizado planteo formal alguno" en relación al tema
de los jueces provisorios y un texto similar escribieron para problemática
que genera la ley Nº IV-0655-2008, que maniata a la justicia.
Pareciera que esperan que alguien tome el guante y los obligue a decidir,
algo que por mandato constitucional pueden hacer de oficio.
Hay un delicado equilibrio a punto de romperse, desde ambos sectores
realizan fintas y los pronunciamientos no parecen más que avivar
el fuego y recalentar el aceite de la sartén. Pero lo peligroso
sería, como dice el refranero popular, "tener que saltar
de la sartén al fuego".