La Web cumple 20 años
Berners-Lee presentó hace dos décadas el documento fundacional
de la gran red de redes. Su idea era desarrollar una herramienta informática
para que la comunidad internacional de físicos pudiera compartir
conocimientos. Nadie pensaba que iba a transformarse en una de las
mayores revolciones tecnológicas de la historia.
"Vago, pero emocionante..." ("Vague, but exciting...").
Éstas fueron las tres palabras que garabateó Mike Sendall,
uno de los directivos del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares
(CERN), en los márgenes de un documento que le presentó
un brillante físico de 34 años llamado Tim Berners-Lee
en marzo de 1989.
El título era más bien tímido: ’La gestión
de la información: una propuesta’. Y de hecho, sus aspiraciones
iniciales eran relativamente humildes. La intención de Berners-Lee
era desarrollar una herramienta informática para que la comunidad
internacional de físicos de partículas, desperdigados
por todo el planeta, pudiera compartir sus conocimientos científicos
de forma rápida y sencilla.
Según El Mundo, lo que nadie hubiera podido imaginar en aquel
momento era que ese borrador representaba el embrión de una
de las mayores revoluciones tecnológicas de todos los tiempos.
El nombre de la criatura tampoco estaba claro en aquel momento: Berners-Lee
inicialmente barajó la posibilidad de bautizarla como "malla
de información" ("infomation mesh") o "mina
de información" ("mine of information"). Tuvo
que pasar más de un año hasta que en mayo de 1990 se
le ocurrió la genialidad que hoy conocemos y tecleamos los
internautas en todo el mundo: World Wide Web (WWW).
Hoy se cumplen 20 años desde aquel histórico ’momento
eureka’ en el que este genial científico concibió
la idea de diseñar "un sistema universal de información
vinculada", tal y como él mismo la definió en aquel
documento preliminar. Y como no podía ser de otra manera, se
organizó una gran fiesta para celebrar este aniversario en
la cuna suiza de la web, el CERN de Ginebra, donde la estrella invitada
será el propio Berners-Lee y otros grandes cerebros que participaron
en el desarrollo posterior de la red y debatirán sobre el pasado,
presente y futuro de Internet.
A los físicos de partículas se les suele acusar de
realizar experimentos carísimos sin ninguna aplicación
práctica. De hecho, la última gran apuesta del CERN,
el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), conocido popularmente como
la ’máquina del Big Bang’, resultó hasta
ahora un fiasco total tras la avería que la dejó fuera
de juego tras su inauguración el pasado mes de septiembre.
Sin embargo, fue precisamente en el CERN donde hace ahora dos décadas
surgió una de las innovaciones tecnológicas que más
transformó(y continúa transformando) la comunicación
entre seres humanos en el mundo globalizado del siglo XXI.
En su histórica propuesta inicial, el propio Berners-Lee señalaba
que la necesidad urgente que tenían los físicos de establecer
una herramienta eficaz para compartir información entre todos
los laboratorios del planeta era "un modelo en miniatura del
resto del mundo dentro de unos pocos años". Desde el principio,
por lo tanto, el padre de la web ya vislumbraba el potencial de su
idea para facilitar el intercambio y la transmisión de información
en todos los ámbitos de la sociedad.
El concepto clave de la propuesta de Berners-Lee fue el hipertexto,
esa herramienta genial mediante la cual hacemos click sobre una información
que nos interesa, para llegar a otra dirección donde obtenemos
más datos y más vínculos para seguir navegando
y accediendo a más información.
Pocos meses después de aquel primer borrador, tras desarrollar
el primer prototipo de un buscador, Berners-Lee creó en el
CERN el primer sitio web de la historia: http://info.cern.ch/hypertext/WWW/TheProject.html,
donde se presentaba información sobre su innovador proyecto,
se explicaba el concepto del hipertexto y se precisaban los detalles
técnicos sobre cómo crear una página web.
Sin embargo, un sitio web es como un teléfono: no sirve de
mucho si sólo hay uno. Inicialmente, era muy difícil
que el sistema se extendiera, ya que los ordenadores del CERN eran
mucho más avanzados y potentes que los que tenían otros
centros de investigación, y por supuesto que los PC caseros.
Pero en la primavera de 1991, tan sólo dos años después
de que Berners-Lee presentara su propuesta inicial en el CERN, se
creó el primer ’software’ universal que podía
instalarse en cualquier ordenador para navegar y buscar información
en la web.
Y fue así como aquella "vaga pero emocionante" propuesta
del genial físico del CERN desencadenó una auténtica
revolución cultural que hoy sigue en marcha.