"Es falso que la justicia penal no puede intervenir en la economía
de mercado"
En la primera de una serie de conferencias acerca de los fondos
buitre, organizadas por la Comisión Nacional de Valores, el
juez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, advirtió
que “la libertad de mercado no es tal cuando no es compatible
con la libertad individual”.
Acompañado por el titular de la CNV, Alejandro Vanoli, y el
diputado nacional por el Frente para la Victoria, Héctor Recalde,
Zaffaroni sostuvo que era "optimista pero cauteloso". "El
derecho penal puede tratar las maniobras financieras considerándolas
como un hecho de administración fraudulenta, pero tenemos que
ser prudentes”, advirtió frente a su auditorio.
El juez destacó que la literatura penal empezó a incorporar
el caso argentino como un precedente histórico y que la cuestión
financiera será el eje del debate del próximo congreso
internacional de Derecho Penal, convocado en San Pablo. “El
poder no se tiene. El poder se ejerce y determina la conducta de las
personas. Todo nuestro andamiaje jurídico proviene de la Ilustración
y se ejerció en relación al temor y al miedo que provocaban
los abusos de los Estados. Pero el Estado hoy no es la única
fuente de daño social. Y acá está el tema. Lo
novedoso, para el caso de los daños financieros, es que empezó
a discutirse en el campo de la Criminología a partir de la
noción de daños sociales y masivos”, reflexionó.
A la hora de hablar sobre si los delitos financieros pueden ser penalizados,
el juez se mostró prudente. “La perversión en
el manejo del poder punitivo es enorme –dijo-. Hay que tener
cuidado. Con lo penal siempre llegamos tarde, cuando el daño
está hecho. Debemos pensar en la cuestión preventiva
y el Derecho Penal allí no tiene herramientas. Es como pensar
que porque el genocidio fue juzgado en el plano internacional, se
resolvió el problema social que provocó que existieran
ese tipo de delitos. Pasa lo mismo con el abuso del poder económico”,
continuó.
Más adelante, Zaffaroni agregó que es difícil
sancionar penalmente a los dueños de bancos, porque “tienen
un poder de lobby inmenso”. Y detalló: “Allí
está el centro de todo. Es un poder capaz de infiltrar agentes
técnicos en órganos de gobierno y neutralizan controles
internacionales. Esos expertos son ciegos: no ven más de lo
que les enseñaron a ver. Es un círculo vicioso. Los
políticos no habrán de ver nunca con buenos ojos que
se extienda el poder punitivo en los delitos económicos. Y
el oligopolio de los medios de comunicación hablará
de agresión a los mercados y, en consecuencia, desinformarán
a la opinión pública”, enfatizó, para luego
considerar que la justicia penal no está “lo suficientemente
preparada para investigar estos hechos”.
Zaffaroni sostuvo que hay una corriente penalista que se encierra
en un “deber ser” y no toma casos de la realidad como
el de los fondos buitre. Sin embargo, exigió la “prudencia
necesaria” para no caer en trampas, “lo que tampoco significa
quedarse en la inmovilidad”. Según su punto de vista,
"es falso que la justicia penal no puede intervenir en la economía
mercado". Y citó las leyes antimonopólicas que
existen en el mundo y las leyes del consumidor que se están
debatiendo actualmente en la Argentina. “Se plantea que hay
que defender al consumidor y eso no significa que se destruya la economía.
La intervención pueda hacerse, pero el poder punitivo debería
coronar reformas estructurales de control que corresponden a otras
disciplinas, como el derecho administrativo y el derecho internacional”.
Para el caso de los delitos financieros, el juez de la Corte Suprema
de Justicia dijo que “los procesos de poder no son mecánicos,
porque siempre surgen tensiones internos entre quienes lo ejercen”.
Y dejó planteada su hipótesis: “La impresión
que tengo es que la grieta se produce cuando las conductas no pueden
controlarse y a un par se les va la mano. Entonces son disfuncionales
para el propio poder. A los ciudadanos alemanes, por ejemplo, no les
hace gracia que el Estado deba salvar con miles de millones a los
bancos. Esa misma experiencia pasó con los crímenes
de lesa humanidad. Los genocidios ocurrieron desde siempre en la historia,
hasta que en Occidente dijeron ‘paremos un poco la mano’.
Lo que ocurre con el poder financiero es análogo”. Zaffaroni
puso otro ejemplo para pensar cómo se desencadenó el
problema: “La criminalidad mafiosa se descubre porque el beneficio
nunca deja a todos tranquilos. Hay dificultad de reparto, lo que hace
uno puede poner en peligro la estabilidad de todos.”
Según Zaffaroni, el poder financiero produce daños
masivos porque elabora maniobras especulativas que el Estado no puede
controlar: los acreedores imponen las condiciones de sometimiento
y son protegidos por tribunales extranjeros. “Pasó en
Rusia y acá con el 2001, los ciudadanos pagan la estafa, los
gobiernos aseguran que van a pagar todo y el poder económico
siempre se salva. Y entonces se da la cesación de pagos, porque
la deuda acumulada jamás se capitaliza”, remarcó.
Y se preguntó: “¿Nadie se da cuenta que la política
crediticia es suicida para los bancos y los Estados?”. Según
su opinión, son maniobras “groseras” que generan
la necesidad de penalizarlas. “La ineficacia de los técnicos
controladores no es pavorosa, es sospechosa. Porque es inconcebible
que tanta circulación financiera, que son maniobras que se
dan en el tiempo y no en cuestión de minutos, no llamen la
atención de los funcionarios públicos”.
De acuerdo con su criterio, hay que interpretar la especulación
financiera como un delito económico-político, “porque
tiene un efecto masivo en la economía del país”.
Citó como principal antecedente a los procesos de Nüremberg
porque “echaron las bases de un delito económico político,
se juzgaron a los responsables de la economía nazista, se sentenciaron
a los empresarios que fueron partícipes necesarios con el régimen”.
Aplicado a un caso de economía de mercado, mencionó
que en Islandia, en 2010, se procesó a un ministro por no prevenir
las consecuencias de una política económica. “No
se lo imputó por homicidio doloso sino por negligencia. La
libertad de mercado no es tal cuando no es compatible con la libertad
individual. Porque si hay consecuencias nefastas, la gente va a protestar
en la calle y luego se las va a reprimir. Hoy no basta con que los
países centrales inicien una intervención militar ni
una guerra, alcanza con que se haga una maniobra como la que se hizo
con los fondos buitre y se destruye una economía. Así
tenemos un país ocupado”, sostuvo, y agregó que
no existe aún un concepto elaborado de delito económico-
político.
“El derecho penal puede hacer algo, pero con suma prudencia.
En la justicia del norte es más difícil, pero en el
sur los instrumentos legales, si los usamos con habilidad, pueden
servirnos. Tengo esperanza en que especialicemos más la doctrina.
En la Argentina podemos usar el inciso 7 del artículo 173 del
Código Penal, que se refiere a la administración fraudulenta.
Entiendo que los funcionarios del Estado y los directivos de los bancos
que llevan a un país a una cesación de pago, pueden
ser procesados perfectamente por este tipo penal. El propio concepto
de defraudación implica que hay una confianza que se está
quebrando, porque las ideas de lealtad y de fidelidad también
rigen en cualquier estado democrático e interpelan a los funcionarios”,
expresó Zaffaroni.
Por último, a modo de comparación, dijo que los procesos
por delitos de lesa humanidad en el mundo empezaron en las legislaciones
nacionales y luego se expandieron al plano internacional. “Con
los delitos financieros podría pasar lo mismo. Deberíamos
agregar una pena más grave que la que se contempla por administración
fraudulenta pero hay algo todavía más importante. Los
efectos de la defraudación se conocen con el paso del tiempo,
nos enteramos cuando el daño está hecho. En efecto,
como ocurre con los delitos de lesa humanidad, acá también
hay que pensar en que sean delitos imprescriptibles", concluyó.